viernes, 22 de octubre de 2010


El fútbol en el este



Si aplicamos el parámetro de la Guerra Fría en el fútbol, sin duda la URSS se lleva todos los premios. Llegó al cuarto puesto en el Mundial de 1966, campeona olímpica en 1956 y 1988, campeona de Europa en 1968 y campeona mundial sub-20 en 1977



Y si hablamos de fútbol soviético es imposible no recordar a Lev Yashin, la Araña Negra. Considerado por todos los expertos como el mejor arquero de toda la historia. Ganador del Balón de Oro de 1963, siendo el único arquero en recibir tal galardón.



La Selección soviética también fue protagonista de otro ejemplo de rebeldía deportiva. Apenas dos meses después del golpe de estado ejecutado por Pinochet, la selección de fútbol chilena se enfrentaba con la Unión Soviética en busca de una plaza para el Mundial que se disputaría el siguiente año en la Alemania Federal. La selección soviética se negó a acudir al partido que se tenía que disputar en Santiago de Chile, tras conocerse las sistemáticas torturas que se realizaban en el Estadio Nacional. La Federación Internacional de Fútbol (FIFA) autorizó el partido. La URSS no se presentó y Chile jugó el partido solito: 11 hombres contra nadie y con apenas público.



En el Mundial 1974 realizado en Alemania Federal se dio lo que muchos esperaban: que el local esté en el mismo grupo junto a su par oriental de Alemania Democrática (cuya única participación mundialista sería esta). Y finalmente la cita tuvo lugar, y la Alemania comunista del Este venció al local por 1 a 0, con gol de Jurgen Sparwasser. Si bien no llegaría a semifinales, esta fue sin dudas el mayor logro futbolístico del fútbol germano oriental. El duelo futbolístico occidente versus oriente lo ganó oriente.



Pero ese no fue el primer enfrentamiento entre ambas Alemanias: en 1972 en los Juegos Olímpicos de Munich ambas selecciones se enfrentaron también. Es decir, dos años antes en el mismo país. La victoria también fue para los orientales, por 3 a 2. Y no sólo eso: las cuatro selecciones medallistas eran todas del bloque del este. Polonia ganó el oro, Hungría ganó la plata y la URSS y Alemania Democrática compartieron el bronce.



Pero si todo eso no bastara, también en Alemania del Oeste había un jugador de izquierda. Ese jugador era el alemán Paul Breitner, quien como muchos jóvenes de Alemania y el mundo en los setenta, era seguidor de Mao y la Revolución China. Breitner pertenece a la generación de mayo del 68, partidario de Ho Chi Minh, lector del Libro Rojo y admirador del Che Guevara. Con apenas 22 años y luciendo el famoso "afro", fue campeón mundial con la selección de la República Federal de Alemania, anotando el gol en la final ante Holanda, la sorprendente naranja mecánica. Pese a esto, no tuvo nunca una buena relación con la selección nacional, llegando a renunciar tres veces. Breitner pasó a jugar en el medio campo al ser fichado por el Real Madrid. Encontrándose allí dio muestra de su rebeldía al dar medio millón de pesetas como donativo a obreros metalúrgicos de la fábrica Standard que se encontraban en huelga. Su oposición al capitalismo, encarnado en los dirigentes del Real Madrid, le valió que el club lo declarara "jugador conflictivo" y cancelara su contrato.



Yendo aún más al este, en el Mundial de 1966 en Inglaterra clasificó por primera vez en su historia la Selección de Corea del Norte. A diferencia de su par capitalista del sur cuya primera participación mundialista en 1954 fue desastrosa y se ubicó en el último lugar, el debut mundialista de la RDP no pudo ser mejor. Comenzó perdiendo 3 a 0 con la URSS, pero luego pudo empatar 1-1 con Chile y ganarle 1 a 0 a Italia, eliminándola y clasificando como segundo del grupo tras el conjunto soviético. En la segunda ronda llegó a ganarle 3 a 0 a Portugal, que luego le daría vuelta el partido ganándole 5 a 3. Claro que los tiempos cambian y todos recordamos el 7 a 0, pero así como esta Corea del Norte mediocre perdió por goleada contra este Portugal mediocre, la mejor Corea del Norte le pudo hacer partido al Portugal de Eusebio en su mejor época.


En 1999 tuvieron lugar los salvajes bombardeos de la OTAN sobre Yugoslavia, que se cobraron la vida de más de 2000 civiles y contribuyeron aún más a la definitiva separación de la República Yugoslava (la vieja República Socialista Federativa de Yugoslavia había sido también otra potencia futbolística del este, llegando al cuarto lugar en 1962 y a ganar el oro olímpico y llegar al subcampeonato de la Eurocopa en 1960). En ese contexto tuvo lugar una huelga de futbolistas jugadores opuestos a la intervención en su país. Algunos se negaron a jugar, otros partieron a sus países de origen a asistir a sus compatriotas, y otros eligieron jugar con brazaletes negros.

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